Como ya os adelanté aquí, hace unos días fue el cumpleaños de mi sobrino Adrián y hoy vuelvo para enseñaros la tarta.
Después de hacer el boceto y tener a punto todos los materiales e ingredientes, me puse con la tarta. Hice cuatro bizcochos de 20 cm de diámetro, aunque al final utilicé tres y medio.
Mi cuñada me dejó la elección de sabores, así que decidí hacerla de tres diferentes. Los "hombros" eran bizcocho de chocolate rellenos de buttercream de Nutella (que sé que a ella le encanta), y el "torso" estaba formado por 2 bizcochos. Uno de chocolate relleno de ganaché de chocolate y mermelada (mi sabor favorito) y el otro de vainilla. En un principio este último iba a estar relleno de ganaché de chocolate blanco peeeero, al parecer cuando fui a comprar el chocolate blanco me lo debí de dejar en la caja del supermercado porque, cuando ya tenía la nata y una tableta mezclada, ¡me di cuenta de que no tenía más! Entré en pánico: era día festivo (la Ley de Murphy... estas cosas sólo pasan en festivo). Inicialmente pensé que a lo mejor al enfriar la sopa de chocolate blanco que me contemplaba desde el fondo del bol adquiriría un poco más de consistencia. Mi gozo en un pozo. Aunque ganó algo de consistencia, seguía siendo demasiado líquida como para rellenar una tarta. Como os podéis imaginar, ante la imposibilidad de comprar nada más, tuve que ponerme a pensar a todo trapo en posibles rellenos alternativos. Tras un ratillo de zozobra, ¡eureka!, se me encendió la bombilla. Recordé que había comprado una caja de Oreos y pensé que, añadiéndolas machacadas, serían perfectas para darle la consistencia ideal al chocolate. Me puse manos a la obra a toda prisa, trituré las galletas, las mezclé con el chocolate y... voilà! Me encontré con un relleno delicioso que seguro volveré a usar en alguna de mis tartas.
La cabeza la hice de rkt, como ya os adelanté. Como los problemas nunca vienen solos, tuve que modelarla dos veces porque la primera no quedó del todo bien de forma. Tras esa experiencia mi recomendación es que, si tenéis que hacer una tarta como esta, lo modeléis todo junto.
Una vez seca la forré con fondant pero no le puse las rayas de telaraña del traje hasta que tuve la tarta montada. En esta ocasión, después de algunos contratiempos con Credipaste, decidí usar fondant rojo Sodifer y me ha encantado el resultado. Consulté algunos tutoriales y en alguno vi que forraban el cuerpo por partes. Sin embargo, animada por el buen resultado que me estaba dando Sodifer, decidí forrar la tarta de una vez y el resultado no pudo ser mejor.
Ya forrada y con la estructura bien asegurada, coloqué la cabeza, me armé con mi pistola de fondant y me lié a hacer las líneas de telaraña. En un principio pensé en hacerlas con manga pastelera pero decidí probar antes con la pistola. Al principio muy bien pero el dolor de mano fue en aumento. Tanto que de vez en cuando tuve que hacer descansos y hacer los rulitos a la mano porque no aguantaba.
Estoy muy satisfecha con el resultado y espero que, aunque no hiciera fotos del proceso, os hayan servido mis explicaciones.
En fin, que no me enrollo más y os pongo las fotos de la tarta. En los próximos días os subiré cómo quedó la decoración de la fiesta con el kit que le preparé.
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